Tras la batalla de Cepeda en febrero de 1820, disuelto el gobierno central, se precipitaron los acontecimientos que llevaron a las autonomías provinciales. Pero los sentimientos autonómicos provenían de años atrás: la decisión de Córdoba de independizarse de Buenos Aires en 1815, los movimientos revolucionarios encabezados por Juan Francisco Borges ese mismo año en Santiago del Estero son sólo dos ejemplos de lo que sucedía en las provincias aquellos años convulsos.
Santiago del Estero, tercera jurisdicción más densamente poblada en esa época, por detrás de Buenos Aires y Córdoba, deseaba recuperar su estatus de provincia y no estar subordinada a otra.
Sucedió también algo muy significativo: el ascenso al poder de caudillos con un fuerte respaldo de los sectores populares. el pase de poder de las clases urbanas a las clases rurales. El historiador Luis Alén Lascano lo describe así: " (...) Ahora, los políticos urbanos forzados a una decisión irrevocable, evitaron caer en el error de Borges. Comprendieron que sólo una sustentación general del territorio, salvaría la situación, siendo aventurado fiarla al ámbito comunal. Y el único caudillo rural prestigioso y con poder, entraba en escena, rectificando los errores de estructura que habían llevado a los fracasos anteriores. Ibarra sabía que nada podía sostenerse sin una base campesina fuerte y el nuevo estado sería así, resultante de un orden social nuevo”.
Pasaron 200 años y se hace necesario releer la historia y reflexionar con calma sobre el significado de la autonomía. Por eso ponemos a disposición de todos los interesados una serie de artículos elaborados por la biblioteca y otros documentos recopilados de internet de autores prestigiosos. Nuestro objetivo es difundir la historia, colaborar con docentes, alumnos y todas las personas que deseen conocer lo acaecido aquellos años.