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Alfonso Nassif


Alfonso Nassif nació en Icaño, departamento Avellaneda, el 20 de Agosto de 1932.

Escritor, poeta, ensayista. Integrante de la Asociación Literaria María Adela Agudo; miembro fundador del Centro Bandeño de Investigaciones y Letras (Cebil), Presidente de la Sade, filial local, creador y orientador de “Talleres Literarios” en Santiago del Estero, encargado, junto a Ricardo Dino Taralli, de la página cultural del diario “El Liberal” por más de siete años, entre muchas otras actividades desplegadas.

Recibió numerosos premios y distinciones, por citar solo algunos: “Ciudadano Distinguido” de la ciudad de Santiago del Estero concedido por el Honorable Conejo Deliberante (1996), “Medalla de Oro” otorgada por la SADE en sus 30 años como difusor de la Poesía Santiagueña, “Mayores notables argentinos 2008” otorgado por la Cámara de Diputados de la Nación.

Obras: Muestra Poética (1968), Santiago del Estero poesía 69, Antología de Poetas Santiagueños (1978), Sed y Canto (1983), Poemas para el amor y complicidad terrestre (1994)

Tiene numerosas obras inéditas y continúa con su intensa labor cultural.

Así escribe

Romance al Quebracho

Quebracho… padre del monte,
hijo de la tierra mía,
vida de la flora nuestra…
¡Ay, cuánto vale tu vida!
Síntesis de una epopeya.
Soldado de mil vigilias.
Yo sé porqué los tambores
de las hachan no te olvidan.
El acero vegetal
que en tus entrañas palpita
está temblando con soles,
huracanes y codicias.
¡Oro rojo! ¡Sangre nuestra!
¡Sangre de mi tierra herida!
Orfebres manos morena
te tallarán sus desdichas.
Manos que no son culpables,
hachas sin alma homicida.
Otro es el viento que lleva
la sangre, el sudor y el clima.
… Serás poste de alambrado
en tierras desconocidas
y habrá un sol reforestado
en la intemperie de astillas.
Hoy yo vengo a acariciarte,
verte de abajo hasta arriba
y descolgar las estrellas
que entre tus gajos titilan.
Epico castillo, triste
de hojas, garra, sombra y fibra…
Sabes que estás condenado
le has confesado a las brisas…
¡Épico baluarte insigne!
¡Vetusta atalaya lírica!
Sin ti se queda el paisaje
exánime y de rodillas.
¡Quebracho! Solio perenne
de las ricas fantasías.
Vida de una flora muerta,
¡Ay, cuanto vale tu vida!

Canto para decir Santiago

Madre de la voz y la semilla
con que se anticipó toda esperanza.
Nunca pudo nacer de otro lugar la patria.
A ti te nombro
y a ti vuelvo.
Quien sabe que gigantes alas
atraen mis pies a tus raíces
y te nombro desde el final del regreso
hasta el principio donde partir es el recuerdo
¡Carne de mi andar y mi quedarme…
de mi quedarme siempre!
Vamos juntos
por la cicatriz abierta de tus ríos
a dialogar al clima de tanino
a desparramar al cielo tus represas
animando la raíz de tus salinas
entonando las coplas
que escribirán en árboles de luz
los días de tu nombre.
El tiempo es un kakuy sangrando esperas
pero hay colores que la mañana aguarda…
ya dirá turay el poema
y será un hermano sin nostalgia.
Que así lo anuncien
el sol y las guitarras…
¡Qué hermosa es la esperanza!
¡No la maten mañana!

En Santiago no hay un Cervantes

Reproducción de la notable entrevista realizada por Gastón Carabajal para la Revista El punto y la coma Nº 8

 Nassif tuvo que leer más de mil libros de poesía para su antología del norte

El poeta Alfonso Nassif renovó su viejo anhelo de que los escritores santiagueños sean, de alguna manera, financiados por el Gobierno.

También repasó su trabajo acerca de una monumental antología de poetas del norte que terminó de redactar recientemente. Y anticipó que está preparando una selección de las cincuenta obras de autores santiagueños que no deberían faltar en ninguna biblioteca. La entrevista que se ofrece a continuación se realizó unos días antes de que Nassif acudiera a la Feria del Libro a presentar el último tomo de la Fundación Argentina para la Poesía en la que figura junto a otros dos autores santiagueños.

En su casa de la calle Independencia, recibió al periodista de esta revista con mate en bombilla y la cordialidad y amabilidad que siempre lo caracterizaron.

En una extensa entrevista que concedió a esta revista, el poeta Alfonso Nassif sostuvo que en Santiago no hay ningún Cervantes, Borges o Neruda, “pero de todas maneras no van venir Cervantes ni Borges ni Neruda a escribir la obra de Santiago del Estero”, renovando así un pedido de ayuda para los escritores santiagueños. Confirmó que ha terminado una antología de los poetas del norte y anticipó otro trabajo: una recopilación de las obras fundamentales de los escritores santiagueños, para ser recogidas en una obra que podría llegar a los veinte tomos. Serían unos cincuenta libros, que cabrían en veinte tomos.

A continuación, una parte de la extensa charla con Nassif.

-¿Cómo se hizo la antología “Poesía 69”?

-La hicimos por pedido de Carlos Sánchez Gramajo, que estaba de director de Cultura. En ese momento se gastó mucho dinero, se hicieron dos mil ejemplares, de los que solamente aparecieron unos doscientos. Nos dieron cien para la presentación y uno o dos a cada uno. A los 20 días renunció Sánchez Gramajo y se hizo cargo no me acuerdo quién. Era un abogado, que figura en la antología. Y desaparecieron cerca de mil ochocientos libros. Nunca se supo qué pasó con eso. Seguramente nos tendría rabia, porque pensaría que le estábamos haciendo la contra a la dirección de Cultura. Y no es así. La dirección de Cultura está para ayudarnos en nuestro trabajo, para ayudar a los que hacen realmente la cultura. Siempre se piensa al revés, que desde las direcciones de Cultura se va a hacer la cultura. Ellos tienen el presupuesto, pero el dinero es para los artistas. Todo es cultura, desde que el hombre se ha puesto una piel encima o ha encendido un fuego, ha cambiado la naturaleza. La cultura es un cambio de la naturaleza. Hacer una comida es cultura, gobernar es cultura. Pero cada área tiene su presupuesto, educar es cultura y tiene su ministerio de Educación, curar es cultura y está el ministerio de Salud. El presupuesto de la cultura debe ser para los artistas, para los que dejan en la poesía, en la pintura y en la música lo que va a quedar para siempre. Los gobiernos no quedan, queda el arte. Nosotros no somos Cervantes, pero de todas maneras no van venir Cervantes ni Borges ni Neruda a escribir la obra de Santiago del Estero: la escribimos nosotros. Que nadie piense que somos Homero o Dante o Cervantes, ¡no!, ¡no! Pero somos los Homeros, Dantes y Cervantes de Santiago del Estero, quiérase o no. Ellos no van a venir a hacer nuestras tareas. Entonces están obligados a darnos ayuda, desde siempre, tanto los funcionarios de cultura de la Nación, como de la Provincia. En este momento están muy bien pagados los escritores del Chaco, más de mil pesos reciben, lo mismo que en Salta y La Pampa. Es un reconocimiento al mérito. No es fácil vivir. Yo estoy cobrando 400 pesos o el mínimo de jubilación como empleado bancario. Y con ese dinero sería imposible vivir, necesito trabajar en otra cosa. La mayoría de los artistas vive pobre. Desde Santiago, durante 50 años, jamás se ha pedido un peso a la Secretaría de Cultura de la Nación, cuando todas las demás provincias pedían dinero. Y todos los años se entregaban 200 mil pesos, lo que significa que si ahora se pide habrá un millón de pesos para cada provincia. Para eso está la Secretaría de Cultura de la Nación, para dar el dinero a la provincia y las provincias lo deben dar a los artistas.

-¿Qué es la poesía espacial?

La poesía espacial se me ocurrió en el año 61, con el Sputnik, cuando se venía aproximando el futuro. Había una idea muy clara de que había otro futuro, que ya no era el mismo. Y en definitiva,, después de 45 años uno se da cuenta de que lo mismo era para la guerra. El 31 de agosto de 1969, se publican dos páginas completas sobre la ese tema. Esa idea era, no como la ciencia ficción, nosotros teníamos la seguridad de que existen hermanos en el cosmos, es decir que tiene haber planetas habitados, no podemos pensar que somos los únicos, seríamos demasiado orgullosos si creyéramos eso. Y que algún día nos vamos a comunicar. Yo he escrito un poema larguísimo, de más mil versos, que se llama “El viejo de la calle aérea”. El poema comenzaba diciendo, “Poeta de otro planeta”, hablando el destino de la tierra, del hombre, del futuro, la idea de la conquista espacial. Íbamos a intercambiar poesías. En el año 63 lo conozco a Dino Taralli y en el 64 ya estábamos todos juntos en la asociación María Adela Agudo, que ellos la habían fundado en el 61. Es decir que todo el nudo, en aquel momento, empieza en el 61.

-Cuarenta y cinco años después, ¿qué ha cambiado en su poesía?

-Sigo pensando lo mismo, Es decir, hay una teoría detrás de todo esto. Sigo creyendo que hay un más allá en el futuro, hay un más allá en la realidad y hacia adentro del hombre, hacia adentro de las piedras, del mínimo microbio sigue habiendo cosas infinitamente absolutas. Ese algo que nos lleva a pensar que de Cristo hasta aquí no ha pasado un billón de segundos: necesitamos casi 20 mil años para que pase un billón de segundos. Entonces vivimos muy poco. Creo que la humanidad está demasiado infatuada y los gobiernos del mundo o por lo menos los que quieren ser dueños del mundo y que en definitiva no son absolutamente nada, esto es totalmente pasajero. Lo único que podemos hacer es el bien. La poesía se resuelve, casi diríamos que en cuestiones matemáticas. Hay muchísimos poemas espaciales de Dalmiro Coronel, de Carlos Artayer, de Felpe Rojas, Carlos Eduardo Figueroa y mucha gente que en este momento no recuerdo.

-Corre la versión (anticipada por esta misma revista), de que ha terminado una obra monumental, una antología de los poetas del norte. ¿Es cierto?

-Con “Poesía 69”, tomamos la iniciativa de hacer antologías de provincias, Catamarca recién hizo la suya en el 2005. La antología de poetas de La Rioja, comienza expresando “como dice Alfonso Nassif”. En 1978, hago la antología de los poetas de Santiago. De todas maneras yo siempre he pensado que haciendo la antología del noroeste íbamos a ponerla a Santiago adelante en cuanto a publicaciones de este tipo. Desde 1982, vivo comprando libros del noroeste. Viejé por todas las provincias del norte comprando libros o algunos me regalaban los amigos. También me hice amigo de una cantidad inmensa de poetas. Y todo esto me ha ayudado ahora para hablar por teléfono, comunicarme por internet. Ha sido una tarea ardua, de dos años de trabajo. Menos mal que con los libros que había ido adquiriendo, pude resolver la selección de los poemas. Después me acompañó mi hija Yezmín para redactar las biografías que es, en definitiva, lo más arduo. Las direcciones de Cultura, no de Santiago sino del resto del norte, si se las consulta no tienen un dato de sus artistas. Salta tiene una página una página de internet con información sobre sus escritores, pero eso ha comenzado este año. El trabajo también era arduo porque había que buscar entre mil escritores, para llegar a una selección de 270. Esto es una tarea de locos: un año me llevó el estudio y otro la selección de las poesías. Había que leer mil libros en un año, lo que da tres libros por día, sin descansar ni sábados ni domingos. Esto lo hice porque debía hacerlo, no porque esté buscando plata ni porque alguien me vaya a pagar algo. Creo que sí se va a publicar, porque es un pedido especial de la Biblioteca Nacional. Entregué toda la obra hace un mes dos meses. El libro posiblemente tendrá unas 600 páginas.

-¿Será en un solo tomo o en varios?

-Yo quisiera que sea en uno solo. El problema de los dos tomos es que uno compra uno y después no puede comprar el otro. Creo que una obra debe ser integral.

-Pero ya tenía hecho el estudio y una selección de los poetas de Santiago. ¿Eso le ha servido?

-Sí, sí. De Santiago son 50 poetas, de Salta lo mismo, de Catamarca y de Jujuy son algo así como treinta cada una, de la Rioja son 55 y de Tucumán he puesto más, son 62 ó 64. Espero que los poetas no se enojen, porque por ahí uno se olvida de alguien.

-¿Ha tratado de ser lo más exhaustivo posible?

-No he puesto a mi padre, que fue poeta y que está en la antología de Santiago, tampoco a mis hijos ni a mis nietas. Podría haberlos incluido, pero en ese sentido, he tratado de ser total y absolutamente riguroso. No creo que nadie pueda encontrar una mala poesía entre las mil que seleccioné. Además, en rigor de verdad, la poesía mala no existe, simplemente no es poesía.

-También está haciendo un trabajo sobre la literatura santiagueña. ¿Podría adelantarnos de qué se trata?

-La idea es dar una lista de los libros que es preciso publicar. Son más o menos doscientos, de los cuales, importantes son unos cincuenta. Eso se puede resolver poniendo varios libros en un solo tomo, porque algunos no son muy extensos. Podrían entrar tres libros de Orestes Di Lullo en un solo tomo. Hace unos 25 años he visto, dentro de un baúl, unos 27 libros inéditos. Yo hice la denuncia en el diario y dije que se necesitaba publicarlos. Creo que se publicaron dos o tres. También habría que reeditar algunos libros de Bernardo Canal Feijoo, lo mismo que los libros de Dalmiro Coronel Lugones, que podrían entrar en un solo tomo. Pero pueden entrar más autores santiagueños, porque María Adela Agudo tiene un solo libro, pero podría agrupársela con Clementina Rosa Quenel, que tiene dos. Y pueden entrar varios autores de cuentos juntos, como Tito Fiorentino y Carlos Manuel Fernández Loza y alguno más en un tomo de 400 páginas. Pero hay que poner libros enteros, no una selección. Se trata de idear una colección de los libros fundamentales de los autores santiagueños.

En estos momentos la única colección que existe es de la fundación Argentina para la Poesía, de la cual el tomo XV se presentó el 29 de mayo en la Feria del Libro. En esa selección de quince tomos hay 150 poetas y de Santiago hay tres, nada más: María Adela Agudo, Lisandro Pereyra y yo. Y creo que voy a conseguir que entren dos o tres poetas más de Santiago, por lo menos para el número XVI y XVII.

-¿Quiénes serían esos dos o tres más?

-Yo quisiera que figurasen Carlos Artayer, Carlos Eduardo Figueroa y Felipe Rojas, además la Pocha Ramos y Betty Alba. La gente joven tiene tiempo para estas cosas. De todas maneras esta gente publica un libro cada dos años más o menos. Esto comenzó en el año 75, lo que quiere decir que han pasado treinta años para hacer quince tomos. La selección que hacen también es bastante rigurosa. Allí han publicado Horacio Armani, Edgar Bailey, Manuel Castilla, Girri, Juarroz, Madariaga, Alonso, Antonio Requeni, Manuel Antonio Pérez, lo mejor de la poesía, Walter Adet, Alejandra Pizarnik, Nicandro Pereyra.

-¿Cómo fue la movida de la poesía en las provincias del norte?

-Creo que Santiago y Salta han sido los que han movido la poesía de la década del 50 en adelante. Tanto La Brasa, en su momento, con Canal Feijoo y otros como La Carpa en Tucumán. Pero La Carpa no es tanto por los poetas tucumanos sino por Manuel Castilla y Raúl Aráoz, salteños, Raúl Galán, jujeño y María Adela Agudo, Carola y Marina Briones y Nicandro Pereyra de Santiago del Estero. Lo de Tucumán en esos momentos no es tan importante. En esos tiempos nace un gran movimiento en Tucumán, pero a través de los escritores de otras provincias del norte. Después se agrega gente de Catamarca. En La Rioja tuvieron su propia movida, Calíbar y en Jujuy, Tarja, en el que estuvo Jorge Calvetti, Héctor Tizón y Andrés Fidalgo. Nosotros nos hemos movido muchísimo en Santiago, a través de Dino Taralli y había investigadores que venían a Santiago para ver qué estaba pasando en ese momento. En la Argentina creo que ha habido pocos poetas comparables a Vallejos, a Neruda o a Huidobro. Entre ellos está Enrique Rampone, de Mendoza, en La Plata está Roberto Themis Speroni, en Buenos Aires hay varios, Jorge de Lellis, Girri y más cerca, en Salta está Walter Adet, en Catamarca Juan Bautista Salazar. No pasan de 20 poetas, los que puedan figurar hoy en una antología americana.

-¿Y la literatura de Santiago qué opinión le merece?

-Santiago ha quedado muy rezagado. Creo que del 80 para aquí apareció muy poca gente. He intentado hacer de nuevo talleres literarios y la gente no ha ido. Quiero enseñar lo poco que sé y creo que a pesar de ser poco, para algunos puede ser mucho.

-Recuerdo el grupo “La Trova”.

-Pero eso sucedió hace más de treinta años. La gente no acude, no sé qué pasa en Santiago. Pero te podría decir que después de 1985 no conozco casi a nadie nuevo. No hay concursos literarios, no hay incentivos. Estoy tratando de ver si desde Cosquín se lanza un concurso nacional de poesía, de gente de hasta 35 años, para ver cómo está la juventud, porque si en todas partes está como en Santiago, va a ser demasiado triste. Yo lo escribí en la poesía del noroeste, esto sucede después de la Guerra de las Malvinas, después de todo lo que pasó con la persecución de los militares también. Hay un desencanto general, tanto en literatura como en la política.

-Habría que reconocer el trabajo de escritores como Dino Taralli, que fue un gran gestor de la cultura de Santiago.

-Sin Taralli hubiéramos seguido en la prehistoria. Si Taralli no hubiera hecho los treinta números de los Cuadernos de cultura, no hubiéramos tenido historia. Además de allí se toman todas las biografías que hay. Ha publicado cerca de 200 escritores santiagueños y lo hacía científicamente, porque estaban las biografías, la dirección y el teléfono de cada uno. Es una tarea valiosa. Después de ese intento de Taralli no hubo absolutamente nada. La sociedad está en deuda, pero no con los escritores, (quiero que se me entienda y vuelvo a lo que conversábamos hace un rato), al ayudarnos a nosotros, el gobierno estaría ayudando a la provincia. En este momento figuro en muchísimas entradas del Google, aparezco en Europa Press entre los mejores 31 escritores del mundo de habla hispana, mi palabra tiene que ser creíble entonces, por lo menos en poesía. Con la muerte de Carlos Manuel Fernández Loza, Santiago ha perdido no solamente un gran escritor sino todos sus conocimientos teóricos sobre literatura argentina y mundial. Lo mismo con el fallecimiento de Taralli. Por eso creo que se debe aprovechar a la gente que está viva hoy. Como dice el tango de Discépolo, “hay un frío cruel peor que el odio, punto muerto de las almas”. ¡Los santiagueños no nos podemos dar el lujo de estar en un punto muerto de las almas! Si bien es cierto que es necesario el trigo, la carne, resolver el problema de la pobreza, debemos resolver también los dramas del espíritu.

-¿Crees que se van a ir solucionado los dramas de los artistas?

-Creo que sí, porque creo en este gobierno. Creo que se están haciendo bien las cosas. Se está comenzando a ayudar a los artistas. En algunos momentos de la historia reciente, le pedíamos por favor al gobierno que no nos haga la contra. No pedíamos ayuda sino que no nos hicieran la contra.

-¿Por qué crees que hay tanta incultura actualmente?

-El problema es que se ha perdido el gusto por la cultura. Yo dejaría todas las materias. No enseñaría ni matemáticas por dos años: enseñaría a leer. Porque sin lectura no hay posibilidad humana de entender nada. Borges decía que no puede existir una materia que se llame lectura obligatoria, porque nadie puede me puede obligar a tener un placer, pero en eso estaba equivocado. Porque si al niño se le da la posibilidad de estudiar o jugar, va a jugar no va a leer. Si Borges no hubiera sabido leer, no habría tenido el placer de la lectura. Y Borges, a pesar de ser un gran lector, lo ve al problema desde su punto de vista, no desde el lado de la educación. Sin lectura no hay nada. Yo voy a proponer que se editen libros mínimos y se repartan a todos los estudiantes para ver qué pasa con este problema.

-En las canchas se reparten libros de cuentos sobre fútbol. Una iniciativa, creo, de la Secretaría de Cultura de la Nación…Todo libro sirve. Pero desde el orden nacional, aunque se hagan las cosas mal, están obligados a hacerlo porque tienen mucho dinero.

La poesía espacial

Publicado en la Revista El punto y la coma Nº 8,
Andrés Gigena

En 1969 una nueva forma de mirar al mundo venía pidiendo pista: poetas santiagueños inauguraban en el diario El Liberal una manera de acomodar los versos para que estuvieran a la altura de los tiempos que se avecinaban. En julio, Neil Armstrong, holló por primera vez tierra lunar, un mes después la poesía espacial reclamaba su lugar en Santiago.

El domingo 31 de agosto de 1969, en un suplemento de arte y literatura del diario El Liberal, aparecieron dos páginas dedicadas a la poesía espacial. Ricardo Dino Taralli la definió como “aquella que intenta manejar a través de su expresión los fundamentos de la ciencia y la técnica, sus triunfos, encaminados dentro de una visión poética, con originalidad”, y agregaba que “el poeta traslada esos aconteceres a la materia poética, que resalta mediante sus construcciones figurativas”. Un poco más adelante, en la misma entrevista, dirá que “nuestro interés alcanza a los problemas de la realidad humano-vital y lo certificamos con nuestro canto”.

Ese mismo día y en la misma página, figura Felipe Rojas. “No está lejos el hombre de los secretos del espacio y no lo ha estado nunca. La vida en la tierra es afirmación y espacio. La poesía, que es una realidad de estos polos antiquísimos, siempre estará latente en los encuentros y secretos del hombre y el espacio, aún presintiéndolos o remontándose con su imaginación hacia el advenimiento. El hombre se encontrará pronto con esas nuevas eras y tendrá que ser distinto el movimiento de sus quehaceres y otras las ideas que lo acometan”.

Habían pasado unos días nomás de la llegada de Neil Armstrong a la Luna y el optimismo estaba a flor de piel.

Carlos Artayer, siempre en ese mismo diario, recuerda que hasta esa fecha no existían publicaciones orgánicas en la materia, pero, dice “el grupo María Adela Agudo estudia la posibilidad de editar una revista con temas espaciales”. A continuación recuerda unas jornadas poéticas en las que se comentaron “temas espaciales de interés por sus enfoques”. Afirma que “la técnica y la poesía pueden estar distanciadas; muchas veces la poesía columbra horizontes que la ciencia o la técnica apenas presiente, y recíprocamente el progreso tecnológico científico sostiene la circunstancia humana del poema y su ubicación en el tiempo y en el espacio”. Y concluye sosteniendo que la poesía de Santiago “está centrada en esta era de permanente asombro”.

La entrevista del Liberal finalmente le pregunta a Alfonso Nassif, qué considera poesía espacial. Vamos a la respuesta: “Espacial, en poesía, no es nada más que un tema, un elemento nuevo para el campo de la lírica y de la épica. Lírica como estremecimiento y asombro; épica como un triunfo cantando a la realidad o a la imaginación de lo que adviene en el mundo. La premisa en que se sustenta la poesía espacial es simple. El futuro existe: de ese futuro lo más importante serán las conquistas espaciales. Entonces merecen nuestra atención como hombres y nuestra dedicación como artistas. Desde ese futuro surge un misterio que antes lo vivían los poetas en la religión, en la filosofía, en la realidad cósmica de todos los momentos de la vida. A este misterio se agrega la realidad-fantasía que nos lleva por rumbos de esperanza y vaticinio”.

Como se ve, eran tiempos venturosos. El futuro era puro optimismo.

alfonso-nassif.txt · Última modificación: 2015/04/16 13:05 por 127.0.0.1